Social Icons

twitterfacebookrss feedemail

lunes, 17 de noviembre de 2014

El laberinto del periodista íntegro


Es conocido por todos que el control de los medios de comunicación proporciona a un sistema político un mayor dominio sobre sus votantes. El periodismo es una profesión de la que se nutren los gobernantes para tejer sus telarañas de maquinación y engaños encubriéndose en la libertad de expresión de la que es símbolo el periodismo; una libertad cada vez más aplastada, la libre elección no puede existir cuando se convierte la información en un negocio cuyo objeto de traficación son las mentes del electorado. Sin embargo este oficio es una espada de doble filo, ya que cargar tanto peso encima de alguien puede hacer que un ápice de moral derrumbe la torre de Babel que los gobiernos creen haber construido sin ninguna traba. Es en estos momentos en los que mi joven e idealizada opinión piensa que un periodista demuestra que merece llevar este nombre.

José María García en La Noche de Quintero (2007)
“lo único que tiene un periodista es su libertad” decía José María García, gran periodista, en una controvertida entrevista en el programa de Jesús Quintero. Por desgracia esta libertad está plagada de trabas en un sistema en el que la información y la verdad son meros cuentos de hadas, recursos utilizados por Hollywood para mantener la imagen viva de aquellos que de pequeños veíamos a los periodistas como héroes fuera de la ley que llegan a lugares donde las autoridades se quedan incapacitadas para maniobrar.

Cal McCaffrey (personaje interpretado por Russell Crowe en la sombra del poder) representa el ideal del periodista que los ilusos anhelamos de jóvenes y que la realidad nos va matando a golpe de mentiras y corrupciones del oficio. Este personaje es simplemente eso, un personaje “un ser humano, sobrenatural, simbólico, etc., que interviene en una obra literaria, teatral o cinematográfica” no es real, o al menos no lo es en el medio actual; Cal se posiciona en contra del sensacionalismo barato y busca noticias que sean dignas para informar no para escandalizar y destrozar vidas, no se aprovecha de sus contactos, de sus amigos, se encuentra imbuido por un espíritu curioso que le da aires de espía y de loco a la par, un verdadero periodista del cine. Este personaje se aleja de cualquier afinidad con un sistema político más allá de su amistad con el congresista Stephen Collins (personaje interpretado por Ben Affleck). Esta amistad es la que demuestra la moral que poseen estos periodistas de cuentos de hadas; durante la trama a Cal se le presentan un gran número de oportunidades de sacar provecho de su amigo y él se niega e incluso se arriesga para que otros “chacales” no acudan a devorarle. Pero el punto álgido de McCaffrey es cuando se superpone a sus sentimientos para dejar a un lado al congresista por la verdad.

Esta discordancia entre lo que es correcto y las propias emociones se plantea en una zona más terrenal con José María García en su entrevista con Quintero. Tras revelar una serie de situaciones de las que fue testigo y que implicaban la relación de sumisión de la prensa con el partido del expresidente José María Aznar, Quintero le pregunta: “¿No podría verse esto que estás diciendo como una traición?” a lo que él responde: “solo digo LA VERDAD”, es aquí donde vuelve a aparecer la analogía de la espada de doble filo: tras años de ver como el gobierno “elimina” de la opinión pública a colegas que representaban problemas, a amigos que no seguían la línea que se había establecido para ellos este periodista se revela y saca toda la basura que se había estado amontonando en su conciencia.

La sombra del poder (2009).
En los últimos años la televisión a supuesto la representación gráfica de la venta de la verdad de la que hace gala el periodismo del siglo XXI. En un artículo, publicado en el periódico francés LE MONDE: diplomatique, cuyo titular reza: informarse cuesta, se exponen todos los obstáculos que la televisión supone para la verdadera información. Para empezar este medio visual ha supuesto una serie de cambios en los propios conceptos del periodismo; la televisión a convertido la contextualización de la noticia en algo vivo lo que ha dado más prioridad al entretenimiento que a la verdadera información provocando que los telespectadores solo consideren como real lo que la televisión determina que es real. La verdad se basa en la competencia, no se distingue lo verdadero de lo falso y de lo único que se tiene constancia son de meras redundancias.

Las nuevas tecnologías están constituyendo un verdadero muro que al oficio le ha costado adaptar a su día a día. Regresando a la sobra del poder esta contraposición entre el antiguo periodismo y el nuevo, el basado en las nuevas tecnologías también aparecer reflejada a través de la bloguera Della Flyer, una joven periodista que acaba uniendo fuerzas con Cal para reunir información. Esta colaboración a conseguido hacerse realidad tras un largo esfuerzo por renovar el medio, no sin algunas perdidas y daños; estas nuevas tecnologías han supuesto una grave herida a la prensa en papel pero además han delegado al periodista a un plano de inferioridad al proporcionar a cualquier espectador la oportunidad de exponer su propia información.

Teóricamente el periodista se ha convertido simplemente en una figura que ofrece confianza y prestigio a la información. Sin embargo, tantos años de mancharse las manos bajo el yugo de los gobiernos han convencido a la opinión pública de que nuestro trabajo no tiene valor ya que promulgamos hipocresía: “decir la verdad que me marcan los de arriba”. Este quizás sea el pasadizo más grave al que el periodismo se ha visto llevado por sus propias elecciones y por lo tanto el más difícil de atravesar ya que conlleva una traición a lo que su propia figura significa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates